Un raro caso de metástasis parafaríngea y de conducto auditivo por carcinoma papilar de tiroides
- netmd
- 1 de mayo de 2024
- Oncología Médica
- 0 Comments
Resumen
El cáncer de tiroides es la neoplasia endocrina cervical más común a nivel mundial. Las metástasis ganglionares cervicales y mediastínicas son las más predominantes, seguidas de invasión a la tráquea y músculos adyacentes. Las metástasis a distancia son infrecuentes y se observan en pulmones, huesos y sistema nervioso central. Presentamos una paciente femenina de 70 años de edad, con diagnóstico de carcinoma papilar de tiroides desde 2015, tratada con tiroidectomía total y disección ganglionar izquierda, más dosis de 150 mCi de yodo radiactivo en 2 ocasiones; además de dos resecciones quirúrgicas por presentar metástasis parafaríngea en 2016 y en conducto auditivo interno en 2019, recibiendo radioterapia paliativa para finales de ese mismo año. Por persistencia de tumor en 2021 recibe una última dosis de 150 mCi de ¹³¹I e inicia tratamiento con inhibidores de tirosina kinasa desde 2021 hasta la actualidad.
INTRODUCCIÓN
Los tumores cervicales son una patología común en las consultas médicas. Su etiología varía según el grupo etario y dependerá de los distintos factores de riesgo del paciente. Los nódulos tiroideos se presentan en el 5 % de las mujeres y el 1 % de los hombres a nivel mundial (1). El cáncer de tiroides es la neoplasia endocrinológica maligna cervical más común (2), con una tasa de supervivencia global mayor al 90 % a los 5 años. Entre algunos de los factores pronósticos asociados al carcinoma diferenciado de tiroides (CDT) están el grado de diferenciación, estadio, afectación ganglionar, metástasis a distancia y resección incompleta (3). El manejo de nódulos tiroideos requiere de una evaluación inicial con estudios imagenológicos como ultrasonido tiroideo (US tiroideo), Rastreo Corporal Total (RCT) con ¹²³I o ¹³¹I (en pacientes con TSH suprimida), Tomografía por Emisión de Positrones con ¹8 F-Fluorodesoxiglucosa (¹8 F-FDG-PET) o Tomografía (TC) y/o Resonancia Magnética (RM) con contraste; todo dependiendo de los criterios presentados por el paciente; seguido de biopsia por aspiración de aguja fina (BAAF) en aquellos nódulos y ganglios sospechosos, en conjunto con marcadores moleculares con fines diagnósticos y pronósticos (4,5). Una vez confirmado el diagnóstico de carcinoma diferenciado de tiroides el algoritmo de tratamiento comienza con tiroidectomía total y vaciamiento ganglionar en aquellos casos con adenopatías sospechosas o confirmadas para enfermedad metastásica (6). Obtenidos los resultados de anatomía patológica se estratifica al paciente para estimar el riesgo de enfermedad recurrente o residual y así seleccionar la dosis óptima de ¹³¹I (7). El uso de TSH recombinante humana puede ser indicada en un grupo selecto de pacientes con comorbilidades y/o intolerancia a la suspensión del tratamiento hormonal. Posteriormente se continúa con terapia de supresión de tirotropina con levotiroxina. El seguimiento a largo plazo va de la mano con examen físico, estudios imagenológicos y laboratorios como tiroglobulina (Tg), hormona tiroestimulante (TSH) y anticuerpos antitiroglobulina (Ac Atg) (5). La radioterapia externa (RTE) adyuvante es usada en la enfermedad localmente avanzada y/o en pacientes que se someten en múltiples ocasiones a cirugías y yodo radiactivo por enfermedad recurrente/persistente; mientras que la terapia sistémica no es implementada de rutina en el tratamiento de CDT. Existen nuevas terapias-como los Inhibidores de Tirosina Kinasa (ITK), dirigidas a pacientes con enfermedad recurrente, refractaria, de rápida progresión o que conlleven a un riesgo de mortalidad (8). Los carcinomas diferenciados de tiroides (entre ellos papilar y folicular) representan más del 90 % de los cánceres de tiroides (9). La presencia de enfermedad residual o recurrente puede determinarse por la respuesta estructural incompleta (estudios imagenológicos alterados); por una respuesta bioquímica incompleta o indeterminada con valores anormales de Tg (Tg no estimulada Tg >1ng/mL o estimulada >10ng/ mL) o por la elevación persistente de anticuerpos antitiroglobulina (10). La enfermedad metastásica puede ser evidenciada en el momento de la estadificación inicial o en estudios posteriores; y es tratada preferiblemente, con cirugía y/o yodo radiactivo en el caso de presentar pocos focos. Cuando existe enfermedad persistente que no responde al tratamiento anterior se emplea RTE; y en casos de enfermedad localizada también se tienen como opciones de tratamiento la ablación térmica, quimioembolización o ablación etílica (5).
NATHALY BRITO, JOSÉ DORTA, KARLA PALACIOS, ANA ZÁRATE
SERVICIO DE MEDICINA NUCLEAR, HOSPITAL UNIVERSITARIO DE CARACAS. CARACAS, VENEZUELA.
Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:
https://revista.oncologia.org.ve/wp-content/uploads/2024/01/06.-Brito-N-103-109.pdf