Una nueva propuesta de clasificación de los trastornos de personalidad: la clasificación internacional de enfermedades CIE-11
- netmd
- 6 de septiembre de 2019
- Psiquiatría
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RESUMEN
La clasificación formal de los trastornos de personalidad se remonta a los cuatro humores descritos por Hipócrates, pero el proceso iniciado por la OMS tiene como meta un cambio fundamental de conceptualización en el CIE-11. La clasificación categorial se reemplaza en su totalidad por una clasificación dimensional amplia. 1) Se entregan los criterios generales de un trastorno de personalidad; 2) se diferencian tres niveles de severidad; 3) a continuación se evalúan cinco dominios de rasgos: afectividad negativa, alejamiento, disociabilidad, desinhibición y anancasmo. Otros calificadores, como alteraciones del sí como también de relaciones interpersonales, se dejan para el futuro para probablemente ser usados por los especialistas. La propuesta de clasificación de trastornos de la personalidad del CIE-11 se muestra como capaz de ser efectuada por clínicos muy ocupados a través de diversos países y medios clínicos, y también se alinea con la sección III del DSM-5.
La clasificación de las personalidades se remonta a los tiempos de Grecia1 aunque las últimas investigaciones han introducido cambios fundamentales producto de enfoques innovadores que han desencadenado discusiones, controversias y disensos2. El prolongado, impugnado período de elaboración del DSM-5 terminó finalmente en una doble clasificación3–6. Por un lado, en la sección II se mantuvo inalterada la anterior y, por otro, en la sección III se propuso un modelo alternativo híbrido categorial-dimensional para ser investigado empíricamente en el futuro7. Igualmente controvertida, la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11)8 ha necesitado bastante más años para su confección y ahora se encuentra en su etapa final. El presente trabajo tiene una finalidad doble: mostrar los resultados así como analizar sus fundamentos, logros y dificultades.
Los cuestionamientos
Las objeciones que planteó el Grupo de Trabajo del CIE-11 al iniciar su labor surgieron frente a la concepción categorial de las personalidades que se hizo dominante en psicopatología desde las contribuciones de Schneider, que describió diez tipos y sus variantes9–11. 1] No existen límites precisos con la normalidad, mas bien se presenta un continuum entre normalidad y trastorno de la personalidad; 2] Los diagnósticos categoriales se basan en umbrales arbitrariamente determinados, lo que induce a presuponer una diferencia radical con la normalidad y con ello fomentar la estigmatización de los pacientes; 3] La carencia de una definición empíricamente establecida favorece la elaboración de listas de criterios conducentes a una inflación en la frecuencia de los diagnósticos; 4] En detrimento de las decisiones terapéuticas está el hecho de que, siendo las listas sustentadas en criterios politéticos, en gran medida son heterogéneas; 5] Los estudios han señalado repetidamente la amplia cifra de comorbilidad y así, en un paciente, es habitual que éste no posea menos de 3 y sólo el 50% comporta una sola categoría; 6] Los pacientes se segregan en numerosos diagnósticos, lo que dificulta o impide la comprensión de los problemas individuales del enfermo; 7] El frecuente empleo de “trastorno de personalidad no especificado” no entrega información precisa sobre la psicopatología y deficiencias del funcionamiento de una persona determinada, lo que complica grandemente su abordaje terapéutico; 8] Pacientes con igual diagnóstico se muestran clínicamente bastante disímiles, generando así trabas para utilizar guías de tratamiento; 9] Los seguimientos de los pacientes en el tiempo muestran con cierta regularidad que, aunque sus puntajes desciendan y queden bajo el umbral de la patología, sus comportamientos continúan exhibiendo dificultades sociales y laborales significativas; 10] Las variables categoriales se prestan difícilmente a análisis estadísticos; 11] Los rasgos de la personalidad se pueden establecer empíricamente acudiendo al análisis factorial antes que a las decisiones de comités; 12] Finalmente, los estudios empíricos de campo hasta ahora no alcanzan cifras de confiabilidad y validez suficientes12–19.
Gustavo Figueroa-Cave1
1Departamento de Psiquiatría. Escuela de Medicina. Universidad de Valparaíso
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