Vasos sanguíneos creados en laboratorio podrían ser el siguiente gran avance médico contra el daño vascular
- netmd
- 16 de abril de 2019
- Nefrología
- News
- 0 Comments
28 de marzo de 2019
Un estudio reciente sugiere que los vasos sanguíneos creados en laboratorio podrían convertirse exitosamente en “tejido vivo” en pacientes que reciben diálisis por enfermedad renal avanzada.
Los resultados provienen de un ensayo de fase temprana que ha evaluado a solo 13 pacientes. Sin embargo, los investigadores dijeron que los resultados son una señal de que el tejido diseñado mediante medicina regenerativa (ingeniería de tejidos) podría ofrecer nuevas opciones de tratamiento para los pacientes con vasos sanguíneos dañados, debido a afecciones que van desde enfermedades cardíacas hasta lesiones traumáticas.
El estudio, publicado el 27 de marzo en la revista Science Translational Medicine, involucró a pacientes con enfermedad renal a los cuales se les implantaron vasos sanguíneos creados en laboratorio para que pudieran recibir diálisis.
En este momento, el “estándar de oro” para administrar diálisis a los pacientes es mediante la creación de una fístula, un tipo de pasaje de fabricación quirúrgica, dijo Heather Prichard, investigadora principal del estudio.
Para hacer eso, un cirujano une una vena y una arteria en el brazo o la pierna del paciente, lo que permite que la sangre viaje a través de los tubos hacia la máquina de diálisis, donde se eliminan las toxinas.
Pero las venas de algunos pacientes no son lo suficientemente fuertes, dijo Prichard.
En estos casos, se puede usar un implante sintético para unir una vena y una arteria, pero los implantes no pueden imitar los vasos reales y tienen un mayor riesgo de coágulos de sangre e infecciones.
Así que Prichard y sus colegas de Humacyte, Inc., una compañía de biotecnología con sede en Durham, N.C. (Estados Unidos), adoptaron un enfoque diferente: crearon vasos sanguíneos en el laboratorio.
Los investigadores comenzaron con andamios biodegradables en forma de tubo, que sembraron con células musculares lisas de donantes humanos fallecidos. Posteriormente, los andamios se alojaron en un sistema de biorreactor, para que pudieran desarrollarse durante ocho semanas. Después de eso, los investigadores eliminaron todas las células de cada estructura, dejando atrás una matriz que, en esencia, otorga la capa externa de un vaso sanguíneo.
La idea, explicó Prichard, es que una vez que se implanta el vaso, las propias células del paciente lo poblarán gradualmente, haciéndolo de manera similar a como lo hacen los vasos sanguíneos nativos del cuerpo.
Con base en los nuevos hallazgos, el concepto puede funcionar.
Los investigadores ya han podido analizar el tejido de los 13 pacientes que participaron en el estudio inicial de los implantes, hallando que las células de los pacientes y los pequeños vasos sanguíneos habían migrado hacia los vasos diseñados.
“Las células del paciente pueden repoblarlo y convertirlo en tejido vivo“, subrayó Prichard.
Destacó que como los vasos no contienen células extrañas, el sistema inmunológico del paciente no debería rechazarlos. No se observaron signos de una respuesta inmune en el tejido de los 13 pacientes.
No obstante, aún queda mucha más investigación por realizar. Por ahora, la compañía llevará a cabo dos ensayos posteriores, comparando los vasos diseñados con métodos estándar en pacientes con diálisis renal.
Tal como está el avance de esta investigación, no existe evidencia de que los vasos funcionen mejor que los “materiales bien establecidos en uso clínico“, señaló el doctor Frank LoGerfo, profesor de cirugía en la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston, quien no estuvo involucrado en el estudio.
Tampoco está claro si las estructuras pueden formar un revestimiento “endotelializado” que les ayude a funcionar completamente como los vasos sanguíneos, ni cuánto durarán bajo la “presión arterial completa” del flujo sanguíneo, añadió LoGerfo.
La última esperanza, según Prichard, es poder crear una gran cantidad de vasos sanguíneos diseñados para que los médicos puedan obtenerlos “para su uso” en pacientes con diversas enfermedades vasculares, incluida la enfermedad cardíaca.
Eso difiere del proceso intensivo de mano de obra de la ingeniería personalizada de un vaso sanguíneo a partir de las propias células madre del paciente.
Otro cirujano vascular que no participó en el estudio calificó de “emocionante” el progreso hacia los vasos creados mediante bioingeniería.
“Tener un vaso sanguíneo que se maneja y actúa como tejido real es el ‘santo grial’“, enfatizó el doctor Stephen Hohmann, del Baylor Scott & White Heart and Vascular Hospital en Dallas.
“Si pudieras tener un tubo, de cualquier tamaño, que actúe como un vaso sanguíneo, y que esté disponible en el mercado, se abriría todo un mundo“, expresó Hohmann.
Sin embargo, mencionó que “todavía hay mucho camino por recorrer antes de que eso suceda“.
La pregunta más inmediata, dijo Hohmann, es si estos vasos diseñados pueden funcionar mejor que los enfoques existentes para pacientes de diálisis.
Además de las pruebas de diálisis, Prichard informó que su compañía ha comenzado otros dos estudios.
Uno se centra en los pacientes con enfermedad arterial periférica, una condición en la cual las arterias estrechadas reducen el flujo de sangre hacia las extremidades. El otro es en pacientes con lesiones traumáticas en los vasos sanguíneos que requieren cirugía.