Reacciones adversas medicamentosas cutáneas: enfoque en el servicio de urgencias

Resumen

Las erupciones cutáneas están dentro de las reacciones adversas medicamentosas más frecuentes; por lo tanto, es habitual enfrentarse a estas en los diferentes ámbitos del ejercicio médico. Un enfoque ordenado basado en la identificación temprana del posible agente etiológico, la cronología de la exposición y las características clínicas de la reacción permiten categorizar la gravedad del cuadro. Con una sospecha clara puede optimizarse la toma de paraclínicos, elegirse el nivel de complejidad asistencial más adecuado y tomarse las medidas terapéuticas y preventivas pertinentes para cada caso. En la siguiente revisión narrativa se pretende abarcar los aspectos clave de las erupciones medicamentosas más graves y proponer un enfoque simple de estas en el servicio de urgencias.

INTRODUCCIÓN

Las   reacciones   adversas   medicamentosas   son   una   causa importante de morbimortalidad a nivel mundial, ubicándose en algunas series entre la cuarta y la sexta causa de muerte intrahospitalaria, después de la enfermedad  coronaria,  el  cáncer  y  la  enfermedad  cerebro-vascular, con una prevalencia tan importante como la de la diabetes mellitus y la neumonía (1).Su espectro puede variar desde reacciones leves, hasta alteraciones  sistémicas  graves  potencialmente  fatales  (2).  La  Organización  Mundial  de  la  Salud  (OMS)  define  las  reacciones  adversas  medicamentosas  como  cualquier noxa, no intencionada o indeseable, asociada al uso de un medicamento, la cual ocurre en la dosis habitualmente  usada  ya  sea  para  profilaxis,  diagnóstico  o tratamiento (3). En términos generales, las reacciones adversas  medicamentosas  pueden  comprometer  cualquier  órgano  y  se  considera  que  entre  el  10  %  y  el  30  % de ellas comprometen la piel, por lo que pueden de-nominarse como reacciones adversas medicamentosas cutáneas (RAMC) (4).Las  RAMC  están  dentro  de  las  reacciones  adversas  a  medicamentos más comunes y las más habituales son el exantema morbiliforme y la urticaria. Su frecuencia difiere  según  el  medicamento  usado,  siendo  más  alta  con  algunos  antibióticos,  con  los  que  puede  presentarse hasta en el 8 % de los pacientes expuestos (5). En un  estudio  observacional  local,  los  patrones  clínicos  más frecuentes fueron el exantema morbiliforme (76,3 %) y la urticaria (13,6 %) y los menos frecuentes fueron los más graves, como el síndrome de Stevens-Johnson (SSJ;  0,6  %),  lo  que  es  similar  a  las  cifras  reportadas  en  la  literatura  mundial.  El  grupo  farmacológico  más  implicado  fue  los  antibióticos  (54,4  %),  seguido  de  los  analgésicos  (22,5  %)  y  los  antiepilépticos  (8,9  %);  sin embargo, al discriminar por cada medicamento, el más comúnmente implicado fue la dipirona (17,2 %) (4). Aunque  las  RAMC  graves  no  son  las  más  frecuentes,  se  calcula  que  hasta  un  2  %  de  los  pacientes  hospitalizados  podrían  verse  afectados  por  estas  y  su  mortalidad asciende hasta el 50 % en los peores casos (5).Establecer  la  asociación  etiológica  con  un  medicamento  específico  es  un  reto,  debido  a  la  polifarmacia  y la variabilidad en el tiempo que pasa entre la exposición y la reacción (6). En este artículo se expone una re-visión de la literatura reciente con respecto a las RAMC, con énfasis en aquellas que pueden ser potencialmente fatales para el paciente, por lo que es fundamental sospecharlas e intervenirlas en el servicio de urgencias, ya que tienen potenciales implicaciones pronosticas.

Simón Gallo-Echeverri

Residente de Dermatología, Centro de Investigaciones Dermatológicas (CIDERM). Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia.

María Camila Gallo-Echeverri

Médica, Universidad CES, Medellín, Colombia.

Luis Gabriel Caicedo-Bello

Especialista en Medicina de Urgencias, Universidad CES, Medellín, Colombia.

Alejandra Zuluaga-Restrepo

Especialista en Medicina de Urgencias, Hospital Pablo Tobón Uribe, Medellín, Colombia.

Marie Claire Berrouet-Mejía

Toxicóloga clínica, Universidad CES. Hospital General de Medellín. Clínica SOMA, Medellín, Colombia.

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https://revista.asocolderma.org.co/index.php/asocolderma/article/view/1728/1434