Influencia de los factores psicosociales en la experiencia de dolor musculoesquelético: una revisión de la literatura
- netmd
- 3 de mayo de 2019
- Anestesiología
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RESUMEN
El dolor musculoesquelético es un problema sanitario que afecta aproximadamente a un 33 % de la población adulta, del cual un 56 % corresponde a personas adultas mayores y un 35 % a personas en edad laboral. Algunas investigaciones epidemiológicas han demostrado que existen ciertos grupos de personas dentro de la población más propensos a desarrollar dolor crónico musculoesquelético; estos estudios han permitido identificar diferentes debilidades y necesidades en las intervenciones de los profesionales de la salud en esta problemática. Los datos han demostrado que la prevalencia del dolor es mayor en mujeres, personas fumadoras, con educación incompleta, con riesgo psicológico o social, de esta manera la evidencia le ha quitado la atención a la nocicepción de las estructuras corporales como único factor causal de dolor musculoesquelético. Esto ha obligado a los investigadores a explorar la influencia de los factores psicosociales en la experiencia de dolor musculoesquelético, considerar la integración de diversos factores y mecanismos para provocar explicar el desarrollo de la experiencia dolorosa. La presente revisión tiene como objetivo describir los factores psicosociales que influyen en la experiencia de dolor musculoesquelético para relacionarlos con los modelos neurocientíficos contemporáneos.
INTRODUCCIÓN
El dolor musculoesquelético es un problema sanitario que afecta aproximadamente a un 33 % de la población adulta, del cual un 56 % corresponde a personas adultas mayores y un 35 % a personas en edad laboral (1). Algunas investigaciones epidemiológicas han demostrado que existen ciertos grupos de personas dentro de la población más propensos a desarrollar dolor crónico musculoesquelético (2,3); estos estudios han permitido identificar diferentes debilidades y necesidades en las intervenciones de los profesionales de la salud en esta problemática. Los datos han demostrado que la prevalencia del dolor es mayor en mujeres (3), personas fumadoras (4), con educación incompleta (5) o con riesgo psicológico o social (6); de esta manera la evidencia le ha quitado la atención a la nocicepción de las estructuras corporales como único factor causal de dolor musculoesquelético (7). Se ha mencionado que algunos profesionales de la salud consideran la nocicepción y el dolor como sinónimos (8). Debido a esto, la sociedad en general ha desarrollado creencias en base a un modelo erróneo de conocimiento (7). En estos modelos, la causa de dolor musculoesquelético se relaciona con un tejido lesionado que envía aferencias dolorosas hacia el sistema nervioso central para su percepción (8); sin embargo, no existe dicha relación entre el dolor y la nocicepción, ni entre el dolor y el daño de un tejido (9). Existen varias revisiones sistemáticas (RS) que han desmitificado estos modelos de conocimiento. Van Tulder y cols. (10) en su RS incluyó 35 estudios observacionales que buscaban identificar la relación entre hallazgos imagenológicos y dolor lumbar, los cuales concluyen que no existe evidencia consistente para afirmar la relación entre dolor y hallazgos imagenológicos en sujetos con dolor lumbar. Brinjikji y cols. (11) incluyó 13 estudios que evaluaban los hallazgos imagenológicos y degeneración discal en sujetos asintomáticos. Concluyen que en 3110 pacientes asintomáticos no existe una relación entre el grado de degeneración discal y la intensidad de dolor. Christensen y cols. (12), en 54 estudios incluidos, evaluó si las alteraciones posturales pueden ser causa de cuadros dolorosos, no encontrando relación. Por esta razón, actualmente las investigaciones han tomado un enfoque orientado hacia la neurociencia para poder reconceptualizar el dolor y dar respuesta a varias interrogantes para mejorar el entendimiento de este problema (13). Actualmente, el dolor es definido como una compleja interacción de sistemas homeostáticos en respuesta a una amenaza identificada (14); de esta manera, se debe considerar como un proceso que intregra información sensorial, cognitiva y/o emocional proveniente de amenazas reales o potenciales (15). Este proceso de evaluación de la amenaza es realizado por un conjunto de estructuras corticales y subcorticales denominadas como neuromatriz del dolor (16). En términos funcionales, la neuromatriz de las personas con dolor agudo o crónico está compuesta por la corteza somatosensorial secundaria bilateral y primaria contralateral, corteza insular, cerebelo, ganglios de la base, tálamo y la corteza cingulada anterior (17). Por lo tanto, las creencias y emociones son capaces de activar la neuromatriz, provocar e incluso perpetuar el dolor sin la necesidad de nocicepción (18). Esto ha obligado a los investigadores a explorar la influencia de los factores psicosociales en la experiencia de dolor musculoesquelético, considerar la integración de diversos factores y mecanismos para provocar explicar el desarrollo de la experiencia dolorosa (19). La presente revisión tiene como objetivo describir los factores psicosociales que influyen en la experiencia de dolor musculoesquelético para relacionarlos con los modelos neurocientíficos contemporáneos.
Cuyul Vásquez1 y F. Araya-Quintanilla2,3
1Facultad de Ciencias de la Salud. Departamento de Procesos Terapéuticos. Universidad Católica de Temuco, Chile.
2Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad Gabriela Mistral. Santiago. Chile.
3Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de las Américas. Santiago, Chile
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https://www.resed.es/Ficheros/496/2/09_REV_Cuyul.pdf