Luz Intensa Pulsada: Conceptos y usos actuales.

Resumen

Los equipos de Luz Intensa Pulsada (IPL por sus siglas en inglés) representan en la actualidad una herramienta esencial en el arsenal terapéutico del dermatólogo. Las características físicas de la luz que emiten permiten su aplicación para el tratamiento efectivo no solo de alteraciones estéticas sino de diversas patologías frecuentes en la consulta dermatológica.

Los usos terapéuticos más frecuentes de esta tecnología incluyen el tratamiento de lesiones vasculares, lesiones pigmentadas, fotodepilación, rosácea, acné, fotoenvejecimiento, cicatrices, estrías; también se utiliza como fuente de luz en tratamientos con terapia fotodinámica (TFD). Más aún, existen algunos reportes de su uso en poroqueratosis, quistes pilonidales y queratosis seborreicas, entre otros.

En esta revisión conoceremos las características físicas de la luz emitida por estos equipos, sus efectos en la piel, los principios básicos de su uso, las patologías en las que puede utilizarse, los protocolos generales de tratamiento, y se darán recomendaciones actuales para el uso óptimo y seguro de esta tecnología con base en las publicaciones actuales y en la experiencia de la autora.

Características físicas y efectos tisulares de la IPL

Los equipos de IPL (del inglés Intense Pulsed Light) comenzaron a desarrollarse en los años 90, concebidos originalmente para el tratamiento de lesiones vasculares. A diferencia de los láseres, son aparatos que tienen una lámpara de destello de gran intensidad capaz de emitir una luz policromática no coherente, que oscila entre el rango de la luz visible e infrarrojo, generalmente entre 515 – 1200 nm, sin embargo, el espectro varía con las configuraciones propias de cada fabricante, por lo que algunos equipos pueden emitir luz desde longitudes de onda de 420 hasta 1400nm. Este amplio rango de luz puede acortarse mediante el uso de filtros de cuarzo o de zafiro que bloquean las longitudes de onda más bajas, lo que permite concentrar la energía, aprovechando las longitudes de onda más altas que penetran más profundamente en la piel y así alcanzar estructuras diana de forma más específica. Un mismo equipo puede tener varios filtros de corte que suelen ser de 515, 530, 560, 585, 640, 690, o 755nm1 Otros parámetros que pueden variar según la configuración de cada fabricante son: la energía, la cantidad de pulsos emitidos en cada disparo, su duración y el tiempo entre la secuencia de pulsos. La interacción de la luz con los tejidos requiere de la absorción de los fotones por un átomo o molécula llamada cromóforo. Al producirse la absorción, el fotón cede su energía al cromóforo excitándolo; ese cambio energético genera un efecto fotobiológico que puede ser de tipo mecánico, térmico o químico y que en última instancia causará un daño a la estructura diana que contiene al cromóforo. En la piel Los cromóforos principales son: el agua, la melanina y la oxihemoglobina. Cada uno tiene espectros de absorción específicos 2 . La Teoría de la fototermólisis selectiva propuesta en 1983 por Anderson y Parrish, afirma que se puede limitar el daño fototérmico de forma específica sobre un cromóforo diana sin afectar otras estructuras circundantes. Esto es posible conociendo y manejando ciertos parámetros básicos como son: 1. La longitud de onda adecuada a la estructura que se desea tratar y a la profundidad a la que ésta se encuentra en la piel. (Figura1) 2. La energía o fluencia necesaria para obtener el efecto deseado y 3. La duración del pulso, que debe ser menor al tiempo de relajación térmica (TRT) de la diana.

Nahir Helena Loyo Zambrano

1 Dermatólogo, Ex-Presidente de la SVDMQE

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http://svderma.org/revista/index.php/ojs/article/view/1367/1380