Terapia miofuncional en quemaduras orofaciales de segundo y tercer grado

RESUMEN

Las quemaduras constituyen lesiones traumáticas que comprometen la piel. Aquellas que involucran la región facial son las más complejas, dada la relevancia estética y funcional de esta zona, afectando la expresión de emociones, así como procesos fundamentales como la visión, habla, alimentación, entre otros. Pese a la escasa evidencia, se ha demostrado que la terapia fonoaudiológica miofuncional disminuye las secuelas en pacientes con quemaduras orofaciales. En este contexto, la presente investigación tiene como objetivo describir y evidenciar los efectos de la terapia fonoaudiológica miofuncional en quemaduras orofaciales de 2° y 3er grado. Para ello, se incluyeron 10 sujetos con quemaduras orofaciales de 2° y 3er grado ingresados al Centro de Referencia Nacional de Quemados en Santiago de Chile, quienes recibieron evaluación y terapia miofuncional por un fonoaudiólogo durante su hospitalización. El 80% de los sujetos presentaban quemaduras de 2° grado y 20% de 3° grado, el 30% requirió injerto facial. En la evaluación inicial se observó disminución de la apertura bucal vertical y horizontal, además de disminución en los movimientos de la mímica facial en la totalidad de los casos. Luego de la intervención se evidenciaron mejorías en todos los parámetros, incluido además el nivel de autopercepción de retracción pre y post terapia fonoaudiológica; todos con diferencias estadísticamente significativas (p<0,05). Los resultados nos permiten concluir que la terapia fonoaudiológica miofuncional favorece parámetros como apertura bucal y movilidad facial en pacientes con quemaduras orofaciales. La inclusión de fonoaudiólogos capacitados en el abordaje de estas personas, sería beneficioso para aminorar secuelas y beneficiar su calidad de vida.

Introducción

La  región  facial  presenta  gran  relevancia  para  el ser  humano,  pues  establece  el  punto  central  de  las características  físicas  y  contribuye  en  la  identidad individual.   Además,   participa   en   la   comunicación humana por medio de la expresión de emociones y en otros  procesos  fundamentales  como  visión,  habla, alimentación, entre otros. Por su parte una quemadura constituye una lesión traumática que involucra la destrucción total o parcial de alguna de las capas de la piel; pudiendo ocasionar la  muerte  del  individuo  o  secuelas  a  nivel  funcional, estético, emocional y social.Las quemaduras se pueden clasificar de acuerdo al agente  etiológico  que  las  produce,  la  profundidad (nivel     de     compromiso     histológico),     extensión (superficie  corporal  quemada  o  SCQ)  y  las  zonas corporales involucradas.De  acuerdo  a  lo  establecido  en  la  guía  clínica  del paciente quemado de la International Society for Burn Injury (ISBI  Practice  Guidelines  Committee,  Steering Subcommittee, & Advisory Subcommittee, 2016), las quemaduras   faciales   constituyen   quemaduras   en zonas  especiales  que  requieren  manejo  con  equipo especializado,   debido   a   la   relevancia   funcional   y estética de esta zona. Sumado a lo anterior, el riesgo inminente de injuria inhalatoria en aquellos pacientes con   quemadura   facial,   aumenta   la   complejidad, gravedad y empeora el pronóstico vital.Las  quemaduras  faciales  alteran  las  estructuras anatómicas     y     funcionales     ocasionando     dolor, deformidad    y/o    edema.    En    casos    severos    y dependiendo   de   la   profundidad   y   extensión,   es posible  evidenciar  retracciones  o  contracturas  que pueden    conducir    secuelas    físicas,    estéticas    y psicológicas permanentes (Hop etal., 2014; Stoddard, Ryan,  &  Schneider,  2014).  El  tratamiento  debe  ser siempre   realizado   por   un   equipo   especializado   e interdisciplinario,  quirúrgico  o  no  quirúrgico,  y  debe incluir profesionales de diversas áreas que trabajen en conjunto  con  el  objetivo  de  salvar  la  vida  de  la persona,    mejorar    los    resultados    funcionales    y estéticos,  disminuir  el  riesgo  de  secuelas  o  tratar  las mismas en forma precoz y adecuada (Wei & Li-Tsang, 2017).Los aportes de la fonoaudiología en el trabajo con quemados inicia cercano a la década del 90 (Brooks & Hammond,   1986;   Williams   &   Baker,   1992).   No obstante, su participación activa, según lo descrito en la  literatura,  no  supera  los  20  años.  La  contribución delfonoaudiólogo  en  la  intervención  del  paciente quemado  se  enmarca  en  las  áreas  de  deglución, comunicación  (habla  y  voz)  y  motricidad  orofacial (MOF) (Rumbach, Clayton, Muller, & Maitz, 2016). En esta última área, el trabajo se enfoca en el manejo y prevención  de  retracciones  y  cicatrices  hipertróficas en la región orofacial (Rumbach etal., 2016; Snyder & Ubben,  2003),  además  de  favorecer  la  movilidad  y funcionalidad de la zona.La evidencia a nivel internacional aún es limitada, con  pocos  artículos  científicos  referidos  al  área  de motricidad    orofacial    pero    que    muestran    una significativa  contribución  de  la  profesión  en  este grupo  de  pacientes (Borges,  Vieira,  &  Barreto,  2011; Clayton,  Ellul,  Ward,  Scott,  &  Maitz,  2017;  Clayton, Ward,  &  Maitz,  2015a,  2015b;  Magnani,  Sassi,  Vana, Alonso,  &  Andrade,  2015;  Ramos,  Danda, Araujo, Regis, & Silva, 2009; Toledo, 2003).Las quemaduras orofaciales de 2° y 3ergrado han demostrado presentar mayor déficit en relación a las estructuras    orofaciales,    rango    de    movimientos mandibulares  y  de  la  mímica  facial (Magnani  etal., 2015), pudiendo interferir en procesos de comunicación  (verbal  y  no  verbal)  y/o  alimentación. Ladisminución de los movimientos de la mímica facial cobra     relevancia     desde     el     punto     de     vista comunicativo,   ya   que   la   comunicación   no   verbal contribuye   a   una   mejora   en   la   comprensión   del mensaje  por  medio  del  uso  de  gestos  y  expresiones faciales.  Por  su  parte,  el  proceso  de  cicatrización patológica  puede  producir  contracturas  secundarias, las   cuales   pueden   comprometer   el   rango   de   los movimientos  horizontales  y/o  verticales  de  apertura bucal,   ocasionando   incluso   microstomía   en   casos severos (Clayton etal., 2015a, 2015b). Una completa funcionalidad   de   la   apertura   bucal   considera   la posibilidad de articular en forma adecuada, comer sin restricciones,  beber líquidos  sin  escape  anterior  y cepillarse  los  dientes  con  acceso  total  a  los  molares. Para ello se considera como valores de referencia de funcionalidad  de  la  apertura  bucal,  40  mm  vertical  y 50  mm  horizontal (Clayton  etal.,  2015a;  Mezitis, Rallis, & Zachariades, 1989).En  Chile  y  gran  parte  del  mundo,  a  excepción  de Australia,  Estados  Unidos  y  Brasil  (países  con  mayor contribución    científica    en    el    área),    este    tema constituye   un   área   de   intervención   emergente   y desconocida,  tanto  para  los  mismos  fonoaudiólogos como para el resto de los profesionales que trabajan con quemados. A la fecha, en nuestro país sólo existe un reporte de caso (Pavez & Tobar, 2016)que relata de  manera  sucinta  la  intervención  fonoaudiológica realizada  en  un  paciente  gran  quemado  de  53%  de superficie quemada y con compromiso orofacial, que presentó  alteraciones  a  nivel  deglutorio,  fonatorio  y de  motricidad  orofacial.  Pese  a  ello, la  información disponible  a  nivel  nacional  y  referida  a  la  atención fonoaudiológica propiamente tal, sigue siendo escasa.El Servicio de Quemados del Hospital de Urgencia Asistencia  Pública  (HUAP)  constituye  el  centro  de referencia   nacional   del   paciente   gran   quemado adulto,  recibiendo  cerca  del  90%  de  los  pacientes quemados  graves  de  todo  el  país.  Es  el  único  centro para   pacientes adultos   beneficiarios   del   sistema público   de   salud,   entregando   atención   a   todos quienes  cumplen  con  los  criterios  de  gran  quemado según lo establecido en las guías clínicas del programa de   garantías   explícitas   en   salud   (GES) (Albornoz, Villegas, Peña, & Whittle, 2013; Ministerio de Salud de Chile,    2016).    Estas    últimas,    no    consideran    al fonoaudiólogo como parte del equipo de salud en la atención  del  paciente  quemado (Ministerio  de  Salud de Chile, 2016). En  vista  de  lo  descrito  y  con  la  intención  de contribuir  en  el  conocimiento  con  que  cuentan  los fonoaudiólogos, además de potenciar el desarrollo de esta  área  y  proveer  evidencia  en  relación  a  esta temática;   el   presente   artículo   tiene   por   objetivo describir   y   evidenciar   los   efectos   de   la   terapia fonoaudiológica    miofuncional    en    un    grupo    de personas  con  quemaduras  orofaciales  de  2°  y  3ergrado.

Axel Pavez

Hospital de Urgencia Asistencia Pública

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https://revfono.uchile.cl/index.php/RCDF/article/view/51613